
La quiropodía es la eliminación de hiperqueratosis y helomas mediante exéresis por deslaminado de los mismos y la normalización de las uñas. Es una función tradicional del podólogo y constituye la demanda más frecuente de los pacientes. Puede ser la vía de entrada por la que el podólogo puede reforzar su profesión realizando estudios clínicos del paiente para diagnosticar su patología y poner un tratamiento. Generalmente, la quiropodia es un tratamiento paliativo del síntoma de patología podal, el cual suele recidivar (reaparecer) y requerir intervenciones periódicas. Sin embargo, en casos como ciertas alteraciones ungueales puede ser resolutiva. La atención del paciente debe realizarse en la consulta (denominada también oficina, o gabinete) del profesional, ya que es donde se dispone de los medios adecuados.
La atención domiciliaria debería reservarse para los casos donde el paciente no puede desplazarse al centro del profesional. En ambas situaciones se requieren medidas para evitar o paliar riesgos de infección. La quiropodia común, donde lo previsto es solo la actuación sobre la capa córnea de la epidermis o la lámina ugueal, no se considera una técnica quirúrgica, por lo que no hará falta un ambiente estéril. No obstante, puede haber riesgo de lesión de la piel, por lo tanto, la consulta como los pies del paciente deben mantenerse asépticos y el instrumental esterilizado. El instrumental cortante debe ser, en lo posible, estéril de un solo uso.

Con la desinfección y la esterilización cuidamos la seguridad clínica del paciente evitando o minimizando el riesgo de infecciones. Si a pesar de todo surge alguna infección, el que el podólogo haya tomado las medidas para prevenirlo tiene importancia legal. Además, se inspira confianza al paciente y se reafirma nuestra imagen como buenos profesionales. El procedimiento que nos parece más oportuno contempla los tres aspectos siguientes:
a) Higienización del gabinete de qabinete. b) Esterilización del instrumentos c) Desinfección del pie.
Higienización del gabinete
Espacios adecuados

Para la práctica podológica se requiere un espacio y un equipo adecuados. Debemos contar con una habitación ventilada y bien iluminada, de fácil acceso y dotada de un mobiliario clínico que permita una posición cómoda para el paciente y para el actuante. Lo ideal es un sillón para el paciente con perneras, con movimiento de subida y bajada mecánica, una silla para el podólogo, también con subida y bajada (como las de las oficinas) y una mesita auxiliar o consola para el instrumental y el microtorno de fresado. Hay muchas variantes, dependiendo de la posibilidad de adquisición por parte de los profesionales. Para la recogida de los restos de la quiropodia mientras esta se realiza existen varias opciones: una bandeja bajo cada pie sujeta a la pernera, una papelera bajo ambos pies o dejarlos caer al suelo. La papelera es una opción práctica y simple. También es necesario un mueble tipo cocina con fregadero y encimera donde limpiar y esterilizar el instrumental, y medios técnicos para hacerlo, y armario o vitrina donde guardar instrumentos y materiales. En todos los casos, este set debe estar limpio y ordenado, al igual que el atuendo del profesional y personal auxiliar si fuera el caso.
Higiene del personal
Higiene del personal
Todo el personal ha de tener especial cuidado con las manos, limpias, uñas cortadas y sin pintar y no portar anillos, pulseras o relojes que impidan su correcto lavado, siguiendo los protocolos de la Organización Mundial de la Salud. Es muy conveniente ademas usar guantes desechables, no necesariamente estériles, con cada paciente.

Momentos de la limpieza
Hay que contemplar tanto la limpieza general que se haga cada día o cada turno de trabajo como la que se realice entre cada paciente. Comentamos con la primera. Una vez al día, o en cada turno de mañana y tarde, las superficies del mobiliario deben ser fregadas con una solución potente como un limpiador multisuperficie con bioalcohol. Si no está disponible, una solución jabonosa es mejor que nada. Entendemos por fregar la fricción con una bayeta o paño mojado en la solución y el posterior secado con u bayeta o paño limpio. El suelo debe ser barrido sin levantar polvo (es útil emplear una mopa o un cepillo cubierto con una bayeta) y posteriormente fregado con una bayeta y una solución fregasuelos eficaz, un detergente con bioalcohol por ejemplo. El hipoclorito sódico al 5% (legía común) manejado con precaución, podría servir. En España se suele usar la fregona, cuyo mocho puede sustituir a la bayeta. La secuencia es barrer primero el suelo sin levantar polvo, después limpiar el mobiliario y por último fregar el suelo.
Entre cada atención podológica, el suelo debajo y alrededor de las perneras debe ser barrido sin levantar polvo (retirando los restos de la quiropodia que pudieran haber caído) y limpiado con bayeta humedecida (o fregona muy escurrida) en una solución limpiadora eficaz. Debe dejarse lo más seco posible (Figura 4). Las superficies expuestas, especialmente las que entran en contacto con el paciente o con las manos del profesional, deben ser higienizadas con un desinfectante multiuso con bioalcohol. Las más críticas son las siguientes.
– La zona de apoyo de los pies.
– Los reposabrazos.
– El reposacabezas del sillón.
– Las palancas y botones de manejo del sillón.
– La palanca de la silla del podólogo.
– El interruptor y el asa de la lámpara.
– Las asas de los cajones de la consola.
– El microtorno.
– El recipiente del desinfectante.
En resumen, todo lo que haya podido tocar el paciente, especialmente con sus pies, y las manos del profesional debe ser desinfectado. Si no se hace la desinfección, el podólogo puede tocar un pie insuficientemente desinfectado y tocar después estos puntos críticos (fómites en el lenguaje clínico) contaminándolos. En el siguiente paciente, la mano del podólogo se contamina cuando toca el fómite y trasmite el germen después al paciente.
Esterilización del material

Se entiende por desinfección la eliminación de agentes patógenos y la esterilización por la de todos los microorganismos. El material debe ser esterilizado entre cada uso porque siempre hay riesgo de que lesione la piel y entre en contacto con el interior del organismo. En España es obligatoria la esterilización en un autoclave homologado y controlado. Si es de difícil adquisición, los esterilizadores de calor seco o la esterilización química a base de soluciones específicas, sin ser el método ideal, es mejor que nada, pero solo aseguran la esterilización si se cumplen estrictamente las indicaciones del fabricante. Es una buena práctica disponer de varios set de instrumental, cuantos más mejor, e ir usando uno mientras los demás realizan su ciclo de esterilización. Soluciones de gutaraldeido al 2% son utilizadas para desinfección si se sumerge el instrumental durante 10 minutos y para la esterilización si se sumerge seis horas y media. En todos los casos, hay que lavarlos y cepillarlos exhaustivamente con agua y jabón antes de la inmersión, y enjuagarlos abundantemente después de la inmersión, pues es muy tóxico. El mismo procedimiento usando bioalcohol al 70% es menos eficaz, pero podría ser mejor que nada. Se ha empleado también solución de clorhexidina al 2% como desinfectante de instrumental. Lo ideal es que el bisturí sea desechable y esterilizado, del mismo tipo que el empleado en las intervenciones quirúrgicas, y se emplee uno por cada paciente. En España es la práctica habitual.
Desinfección de los pies.
El pie humano es el órgano más alejado de las manos, suele estar encerrado en el calzado, suda con frecuencia y está cerca del suelo. Las posibilidades de que la higiene no sea correcta son muchas, especialmente en personas con dificultad para manipularlo, que suelen ser gran parte de demandantes de nuestro servicio. Además, en caso de circulación sanguínea deficiente, los riesgos de que se complique una infección son importantes. Por eso conviene tomarse en serio la desinfección previa de los pies antes de actuar sobre ellos.

Aunque en caso de intervención quirúrgica se procede a un cepillado exhaustivo empleando un antiséptico y un cepillo quirúrgico, para la quiropodia podemos considerar suficiente la aplicación de una solución desinfectante mientras se arrastran la posible suciedad mediante una gasa, una servilleta de papel o una toallita húmeda desechable. Las uñas y espacios interdigitales deben ser especialmente limpiados. La aplicación puede hacerse con un pulverizador, procurando abrir suficientemente la boquilla reguladora para que el liquido expelido no forme aerosol. El producto aplicado puede ser bioalcohol de 70º, Clorhexidina al 2% o una mezcla de ambos.
Una fórmula empleada es la siguiente:
Alcohol de 96º……… 75 cc
Agua destilada…….. 15 cc
Clorhexidina al 2%…10 cc
Si hay dificultad para acceder a los desinfectantes indicados, una solución jabonosa o incluso de suero fisiológico hipertónico (una cucharada de sal por litro de agua, por ejemplo) aunque no es lo adecuado es mejor que nada.
La simple inmersión de los pies en una solución de agua y jabón no es una medida suficiente, ya que hay que arrastrar los posibles residuos mediante gasa o toalla. Para esta acción es útil que dispongamos de una papelera en el suelo debajo del pie, donde caiga el líquido y las gasas usadas.
Conclusiones.

cipal función del podólogo debe ser la prevención, el estudio, el diagnóstico y el tratamiento integral del pie, en el que la quiropodia es generalmente uno más de los tratamientos, esta técnica es la más requerida y ha de llevarse a cabo con rigor. Esto empieza con la manipulación segura del pie, por lo que el ambiente higiénico, el instrumental estéril y los pies limpios y desinfectados son un requisito imprescindible.