Síndrome de la uña verde
La afección que provoca una coloración verde en la uña suele estar causada por una infección de la bacteria Pseudomonas aeruginosa. Esta bacteria puede aprovecharse de una uña debilitada o dañada por hongos para colonizarla, produciendo un pigmento verdoso característico, conocido como síndrome de la uña verde.
La infección por Pseudomonas aeruginosa ocurre con mayor frecuencia en personas que tienen:
– Uñas debilitadas por una infección fúngica previa.
– Exposición frecuente a la humedad (como nadadores o personas que usan calzado cerrado por largos períodos).
– Uñas acrílicas o postizas indebidamente colocadas, que favorecen la acumulación de humedad y bacterias.
– Lesiones en la uña o separación entre la uña y el lecho ungueal, permitiendo la entrada de microorganismos.

Síntomas
– Cambio de color en la uña, variando de verde claro a verde oscuro.
– Uña debilitada o despegada del lecho ungueal.
– Mal olor en algunos casos, debido a la proliferación bacteriana.
Tratamiento
– Mantener la uña corta, seca y aireada.
– Antisépticos tópicos, como clorhexidina al 2%.
– Antibióticos tópicos en casos leves.
– Antibióticos orales en infecciones más avanzadas o resistentes, según cultivo y antibiograma.
Personas con dificultades para cortarse las uñas de los pies
Las personas mayores pueden dejar de cortarse las uñas de los pies por diversas razones, muchas de ellas relacionadas con cambios físicos, enfermedades o dificultades en el cuidado personal. Algunas de las causas más comunes incluyen:
Factores biológicos
Con la edad, muchas personas experimentan una disminución en la flexibilidad y la movilidad, lo que dificulta agacharse o levantar los pies para cortarse las uñas. Enfermedades como la artrosis o la artritis pueden hacer que incluso pequeños movimientos sean dolorosos o imposibles.
El envejecimiento también afecta a la fuerza y la coordinación de las manos. La artritis, el temblor senil y la debilidad muscular pueden hacer que sostener y manejar un corta-uñas sea difícil y peligroso.

Muchas personas mayores tienen dificultades para ver con claridad debido a enfermedades como cataratas, degeneración macular o glaucoma. La falta de visión impide que puedan recortar sus uñas de manera precisa, lo que puede llevarlas a evitarlas por miedo a lastimarse.
Las uñas de los pies tienden a volverse más gruesas y duras, lo que hace que sean más difíciles de cortar con herramientas comunes. En algunos casos, pueden deformarse y curvarse, complicando aún más su mantenimiento.
Las personas con diabetes u otras afecciones que afectan los nervios pueden perder la sensibilidad en los pies (neuropatía periférica). Como no sienten molestias o dolor, pueden descuidar sus uñas sin darse cuenta de que están creciendo en exceso o causando problemas.
Las infecciones fúngicas (onicomicosis) pueden hacer que las uñas se vuelvan gruesas, quebradizas y difíciles de cortar. Esto puede llevar a que la persona evite intentar cortarlas por miedo a romperlas o lastimarse.
Causas psico-sociales
Algunas personas mayores viven solas y no tienen familiares o cuidadores que puedan ayudarlas con el cuidado de sus uñas. Además, la falta de acceso a un podólogo o problemas económicos pueden dificultar la búsqueda de atención profesional.
Con el envejecimiento, algunas personas pueden desarrollar demencia o trastornos cognitivos que les impiden recordar o prestar atención a su higiene personal, incluyendo el corte de uñas.
En general, estas dificultades pueden hacer que las uñas crezcan demasiado, lo que aumenta el riesgo de infecciones, dolor o incluso problemas al caminar. Es importante que los familiares o cuidadores supervisen el estado de las uñas y ayuden a la persona mayor a mantener un adecuado cuidado de los pies.

Papel integral del podólogo
Los podólogos, como especialistas del pie, también son agentes de salud y por lo tanto deben tener en cuenta que no tratan una patología del pie sino a una persona que padece esa patología, pero que puede tener otros problemas o circunstancias que afectan a su salud. Por lo tanto, sin descuidar su atención podológica, debe intentar conocer esas circunstancias y ofrecer una respuesta en la medida de sus posibilidades, aunque solo sea orientativa. Para entenderlo mejor, lo mismo que si un paciente sufre un infarto agudo de miocardio en la consulta, el podólogo llama a el servicio de emergencia y le presta los primeros auxilios, en casos menos agudos también tiene la obligación profesional de hacer lo que buenamente pueda.